Situado en el tramo medio de la Comarca del Asón, el Término Municipal de Rasines se extiende a lo largo de 42,85 km2, flanqueados al norte por el término de Ampuero; al Sur por el de Ramales; al este por los de Guriezo, Trucíos y Carranza; y al Oeste por los de Ampuero, Ruesga y Voto. El acceso se realiza desde la A-8 a la altura de Colindres, tomando la vía rápida N-629 en dirección a Burgos, que atraviesa a su paso la parte oriental del territorio, y que cuenta con dos salidas, una a la altura de Rocillo y la otra en El Cerro. Otra posibilidad es venir por la antigua N-629, que desde Colindres, pasa por los núcleos urbanos de Limpias y Ampuero, para adentrase en el municipio a través de Santa Isabel, y que atraviesa los barrios de La Gerra y El Cerro, donde se une al nuevo trazado.

Cuenta con 960 habitantes (INE, 2017) dispersos por los distintos núcleos rurales que lo componen.

Rasines cuenta con infinitas posibilidades para disfrutar de todo tipo de actividades al aire libre. Con el encanto de ser un municipio rural, sus parajes incitan a la práctica del senderismo, la bicicleta de montaña, la espeleología, la caza o la pesca. Si eres un amante de la naturaleza o simplemente quieres disfrutar de ella te proponemos una visita al municipio de Rasines para conocer sus pueblos y sus gentes.

Rasines, es un municipio que ha sabido conservar una calidad de paisaje notablemente alta. Paisaje que se ha conformado a partir de la estructura geológica sobre la que asienta y de las posteriores transformaciones que el hombre ha venido efectuando a lo largo de miles de años de ocupación.

Desde el punto de vista geológico, está enclavado en el centro de la Cordillera Vasco-Cantábrica, con afloramientos que abarcan desde el período Triásico hasta el Cretácico Superior, con ocasionales recubrimientos cuaternarios. Los cambios litológicos han dado como resultado la existencia de fuertes contrastes topográficos, dando lugar a elevaciones de mediana altura, cuyos máximos valores se sitúan a los 728 m. sobre el nivel del mar (Alto de Lodos), y con ejemplos como Valseca (388 m.) al este, Encinalacorba al sur (674 m) y Tánago al oeste (236 m.).

Desde el punto de vista tectónico, es una zona fuertemente fallada y suavemente plegada. Además en la configuración del paisaje han tenido un efecto decisivo los ríos que atraviesan el término: Asón, Silencio y Ruhermosa, dando lugar a sectores de valle con vegas fértiles. En sus riberas se han instalado molinos y ferrerías. También se practica la pesca desde tiempo inmemorial.

Dentro del término se pueden diferenciar tres sectores: media montaña, sector intermedio y valles.

Estas diferencias fisiográficas han determinado la forma de explotación que tradicionalmente se ha venido ejerciendo. En la montaña de media altura se combinan los espacios cársticos, no susceptibles de aprovechamiento, con la formación de praderas que se han utilizado para el pasto libre del ganado sobre todo en primavera y verano y que cuentan con abundantes manantiales. El sector intermedio ha sido utilizado para la formación de pradería, que se ha cercado con paredes de piedra, y sobre la que se han construido cabañas. En este espacio se localizan bosques de hoja caduca de robles y hayas, en el Hayal y Ruhermosa; o bien con predominio de las perennes con encinas, madroños y carrascos como sucede en Valseca. En ambos casos han sido explotados como fuente de aprovisionamiento de madera, tanto para uso doméstico como industrial, sobre todo para fabricación de carbón. El sector del valle ha sido denominado tradicionalmente como mieses y llosas, y se ha dedicado preferentemente al cultivo de cereales y huertas, y más tarde a pradería. Dentro de estos sectores y en torno a los ríos se desarrollan bosques de galería, donde abundan los fresnos, alisos, avellanos y robles.

La existencia de abundantes calizas urgonianas, ha generado internamente amplios sistemas cársticos, entre los que cabe destacar el sistema Caballos-Valle con un desarrollo de 60.223 m. y un desnivel de 447 m., que origina una surgencia en la Cueva del Valle, dando lugar al nacimiento del Río Silencio; la Cueva del Molino de la Peña con un desarrollo de 4.777 m. y un desnivel de 93 m.; la torca de Los Tornillos de 3.400 m. de desarrollo; y la torca de Las Cárcavas de 3.126 m., y 307 m. de desnivel.

La proximidad al mar y la altitud, propician un clima suave, con temperaturas que oscilan entre 12º en invierno y los 18º en verano, lo que, unido a los contrastes del paisaje, ha dado lugar a una rica variedad de flora y fauna.

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